Además de los cometas, los astros, los meteoros y meteoritos, y otros astros menores de mayor tamaño, en nuestra galaxia también existe materia interplanetaria formada por la energía solar y las partículas más microscópicas del universo.
En el artículo de hoy vamos a explicar en qué consiste la materia interplanetaria, cómo se origina y de qué elementos se compone.
Definición de materia interplanetaria
La materia interplanetaria consiste en una mezcla de partículas y gases que fluyen entre los planetas de nuestro Sistema Solar. Esta materia incluye pequeños cometas, asteroides, polvo interplanetario y moléculas de gas como el hidrógeno y el helio. También hay una cantidad significativa de metales, como magnesio, hierro y silicio.
Esta materia es extremadamente escasa y se estima que su densidad es de 10 a 100 partículas por centímetro cúbico. Las partículas que forman la materia interplanetaria se mueven a velocidades variables, desde unos pocos cientos de kilómetros por segundo hasta varios miles de kilómetros por segundo.
Esta es también responsable de la formación de anillos de polvo alrededor de algunos planetas, como el Anillo de Saturno.
La luz zodiacal también forma parte de la materia interplanetaria. Esta es observable principalmente en el ecuador, poco después de la puesta del sol, o poco antes de su salida.
Otra forma de contemplar la luz zodiacal es por las noches, cuando la atmósfera está despejada. La luz zodiacal se percibe como una franja luminosa que se diferencia de la luz crepuscular normal.
En cuanto a la luz coronal, que rodea el sol, sólo se puede ver cuando hay un eclipse solar total. Entre los planetas también hay gases que se suelen formar por la acción del viento solar.
La luz zodiacal
En el punto donde sale el Sol por la mañana, o donde se oculta por la noche, se puede observar una
iluminación tenue del firmamento poco antes de la salida o la puesta del astro.
Esta luz se distingue mejor en el ecuador, mientras que resulta bastante difícil de ver en nuestras latitudes. Tan sólo se puede ver en primavera, después de la puesta de sol, y en otoño, antes de su salida.
Para poder observar bien la luz zodiacal, es imprescindible que la visión sea despejada y no se vea alterada por otras fuentes luminosas.
La luz zodiacal no debe confundirse con la luz crepuscular propia de la salida o la puesta del Sol. Esta no cubre todo el firmamento, sino que se difunde formando un cono o un triángulo a lo largo
de la eclíptica.
La eclíptica es la trayectoria aparente del Sol en el firmamento a lo largo de un año, que le lleva a atravesar las constelaciones zodiacales.
El fenómeno de la luz zodiacal se debe a que una nube de polvo, que envuelve el Sol, dispersa la luz que éste emite. El polvo interplanetario se forma por la destrucción (colisión) de astros voluminosos (meteoróides, cometas, etc.).
La luz coronal
La luz coronal es la envoltura del Sol. Por lo general, esta capa exterior de la atmósfera solar no es visible a simple vista. La enorme luminosidad de la atmósfera, la superficie solar, lo impide. La corona sólo se puede ver cuando se produce un eclipse total de Sol.
La corona se origina como consecuencia de la dispersión de la luz solar al incidir por una parte en
electrones libres y. por otra, en el polvo interplanetario.
La corona se adentra muchos kilómetros en nuestro sistema solar con sus radios filiformes. La luz coronal se transforma en la luz zodiacal.
Conclusión
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