Algunos de los espectáculos que ofrece el cielo llaman la atención especialmente por la escasa frecuencia con la que suceden. Uno de ellos son las fases del tránsito de Venus, un fenómeno extremadamente escaso que sigue un patrón casi caprichoso marcado por parejas de tránsitos con ocho años de diferencia, seguidos de un silencio de más de un siglo. Por lo que observar uno es, cuanto menos, un privilegio, sobre todo si eres un apasionado de la astronomía como nosotros.
Pero más allá de avistamiento, ¿qué nos enseñan las fases del tránsito de Venus? Pues como vamos a ver en este artículo, se trata de un movimiento clave para entender la mecánica celeste y la historia de la astronomía.
¿Qué es un tránsito de Venus?
Cuando Venus pasa entre la Tierra y el Sol en un ángulo perfecto, su silueta se proyecta sobre la superficie solar y produce el fenómeno conocido como tránsito. Pero algo que podría parecer sencillo a simple vista, en realidad es un fenómeno rarísimo, porque la órbita de Venus está inclinada respecto a la de la Tierra. Esto hace que, en la mayoría de sus pasos, el planeta quede por encima o por debajo del disco solar desde nuestra perspectiva.
Comprender esta geometría es fundamental para entender por qué los tránsitos son tan escasos y por qué los astrónomos esperan con tanta emoción su llegada.
Las fases del tránsito de Venus y cómo se desarrollan
Observar las fases del tránsito de Venus es como seguir una pequeña coreografía celeste que dura varias horas. Aunque visualmente se ve como un punto oscuro moviéndose lentamente sobre el Sol, cada fase marca un momento preciso:
Primero, el planeta Venus toca el borde del disco solar desde el exterior, iniciando la entrada. Después, completa su paso hacia el interior, dando lugar al avance más largo y estable dentro del disco solar. A continuación, se acerca al borde opuesto, donde se producen los contactos finales y, por último, abandona completamente el disco solar.
Cada una de las fases del tránsito de venus tiene un significado astronómico, ya que permiten medir con gran precisión parámetros como el tamaño aparente de Venus, la duración del tránsito e incluso la distancia entre el Sol y la Tierra, algo que históricamente ayudó a resolver uno de los mayores retos de la astronomía: calcular la escala real del Sistema Solar.
Los últimos tránsitos observados desde la Tierra
El tránsito de 2004 y el de 2012 fueron seguidos por millones de personas alrededor del mundo. Ambos marcaron una generación de astrónomos aficionados y profesionales, ya que no volveremos a ver otro tránsito de Venus hasta 2117, seguido por otro en 2125. Esto significa que quienes vivimos hoy solo hemos tenido, o tendremos, la oportunidad de observarlo una vez en la vida… si las fechas coinciden con nuestra existencia.
Estos acontecimientos fueron aprovechados por observatorios y espacios de divulgación científica para explicar en directo la mecánica del tránsito, su historia y la importancia que ha tenido en la astronomía moderna. De hecho, los registros fotográficos y los estudios generados a partir de esos encuentros siguen utilizándose hoy en clases y talleres divulgativos.
¿Por qué siguen siendo tan importantes estos tránsitos?
Más allá de lo visual, los tránsitos de Venus ofrecen una oportunidad única para comprender la física del Sistema Solar. También se utilizan como referencia para estudiar exoplanetas, ya que los métodos de detección actuales se basan precisamente en observar cómo disminuye la luz de una estrella cuando un planeta pasa por delante.
Comprender las fases del tránsito de Venus nos permite, en cierto modo, entender también cómo estudiamos mundos situados a cientos de años luz de distancia. Es un ejemplo perfecto de cómo un fenómeno cercano abre la puerta al conocimiento del cosmos profundo.
Un lugar ideal para aprender sobre estos fenómenos
Aunque no podamos ver un tránsito de Venus durante más de un siglo, sí podemos descubrir a fondo cómo se produce, cómo se estudia y qué enseña sobre el universo. Actividades como las que ofrecemos en Sky Andaluz observatorio astronómico en Granada, nos permiten acercar a todo el mundo este tipo de fenómenos con explicaciones claras, observaciones guiadas y experiencias diseñadas para todos los públicos.
En este espacio privilegiado, los visitantes pueden observar planetas, nebulosas, cúmulos estelares y eventos celestes con una calidad excepcional, entendiendo de forma práctica muchas de las dinámicas que también intervienen en los tránsitos planetarios. Una oportunidad perfecta para quienes desean profundizar en la astronomía de manera cercana, visual y apasionante.
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